La prueba del ‘algoDom’

Las redes no se incendiaron. Es lo que tiene pertenecer al lado oculto del deseo. Hay que conseguir muchos followers para que los problemas de tu comunidad importen y trasciendan. Y hace falta aún más ruido para que se genere debate y los problemas de algunas personas sean considerados problemas que importan a todo el mundo.

Sin embargo, quedamos en el mundo amantes de las causas perdidas que no sabemos callar ni bajo el agua. Amantes como yo que hoy quiero agradecer la denuncia pública vía Twitter que hizo @BitchciousDoll de los ‘consejos’ que daba ‘un ser’ en Fetlife y aprovechar para traer un artículo que nos guíe en el sentido opuesto.

Este artículo lo quiero dedicar a todas las personas que estáis asomando la cabecilla por el BDSM y estáis llenas de dudas, a quienes lamentablemente os habéis llevado malos tragos en el mundillo y a quienes, como la ya mencionada, os esforzáis porque el abuso no se venda como BDSM.

No sé si hay mucho o hay poco, pero hay demasiado Dom (hombre dominante dentro del BDSM) de pacotilla, mucho Greyfusito. Supongo que a esta horrible saga que normalizaba las relaciones de poder (y no los juegos de poder en las relaciones) le debemos parte del mérito.

El hecho de que sea un exceso, no es una cuestión estadística. Porque da igual 8 que 80, una sola persona que utilice el BDSM como disfraz de sus relaciones abusivas y tóxicas ya es suficiente mal para una comunidad que aún vive en cierta invisibilidad. Y si en lugar de una sola persona, es un solo hombre, las relaciones de poder existentes a nivel social seguramente hagan el riesgo de daño aún mayor.

Por ello, igual que los Greyfusitos patriarcales dan sus ‘tutorías’ a bien de ‘instruirnos’ a las nuevas generaciones, yo también me animo a dar unas ‘pautitas’ con este artículo que he llamado: ‘La prueba del algoDom’ o‘Cómo saber si le va el BDSM o simplemente abusa’.

He aquí cuatro pautas mágicas para saber si estás ante una persona realmente BDSMera o una persona tóxica y abusadora. Cómo saber si estás siendo víctima de un engaño o estafa:

1. Si te va a enseñar lo que es el BDSM

Si te canta como Aladdin: “yo te quiero mostrar, un fantástico mundo, ven, princesa y deja a tu corazón soñar”. Grita ¡NEXT! Pero grítalo fuertecito.

Claro que quien lleva más años (tenga el rol que tenga) algo de latín sabe, que sabe más el diablo por viejo que por diablo. Pero desconfía de quien cuyo gran y único argumento es ése y quien pretende usar ese argumento para invalidar tus ideas, opiniones y apetencias.

Cada cual descubre qué es el BDSM porque cada persona en cada momento de su vida tiene una forma de vivirlo. El BDSM de cada cual se descubre y construye entre todas las personas que conformen el encuentro o la relación.

2. Si te dice que a tu rol le corresponde una acción

Otro maravilloso indicador de no entender de qué va esto es decir que a cada rol le van unas cuestiones u otras. Si te encuentras con alguien que hace frases como: ‘las sumisas siempre deben…’, ‘los Doms nunca…’… Mejor darle una palmadita en la espalda y pasar.

De hecho, es muy probable que quienes hagan frases así cortocircuiten al pensar en tías Dom, tíos sub o en relaciones homo, personas no binarias, etc. Sus patriarcales mentes no pueden asumir modelos más allá del que desean.

3. Si te dice que los mimos son solo para las personas vainilla

Si oyes algo así, ¡HUYE! Los encuentros, las sesiones y las relaciones BDSM son muy intensas. Ello nos puede llevar a todo tipo de emociones y es responsabilidad de quienes participan hacerse cargo de sus necesidades y de las de las personas que se prestan a los roles de sumisión. Ya que son quienes se empapan de la intensidad física, emocional, de todo ello.

Está claro que cada cual decide qué tipo de cuidado posterior (o aftercare) necesita, durante cuánto tiempo y si algún día quiere rechazarlo, pero no va a ser quien de partida no lo requiere quien lo niegue o lo condicione. Ni de palo.

4. Si no te deja opinar sobre cómo ha ido

‘Has sido una chica buena’. Ok, como frase muy graciosa y excitante, pero hasta ahí. Que no es ceñirse a un rol lo que hace que todo vaya bien. Porque la cuestión no es cumplir, sino divertirse y crecer. Haber disfrutado y sentir satisfacción. Esa es la única prueba de que todo ha ido bien: la satisfacción de todas sus partes y que las prácticas hayan sido consensuadas.

Por tanto:

Cállate cuando a ti te apetezca

Explora lo que te llame y échale freno a lo que no

Exige cuidados

¡Y que te quiten lo bailao!

Si no acepta estos mínimos, es que es sólo ‘algoDom’, es decir, que lo parece pero NO.

Si denunciamos los abusos y construimos espacios seguros, quienes buscan usar el BDSM como disfraz para sus abusos ¡tendrán los días contados!

Sexóloga, Técnica de Igualdad y Técnica en Intervención Psicosocial.
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