“Solo se concede a la mujer la etiqueta de heroína si antes se reconoce como víctima”

Doctora Glas es ya su segundo apellido, pues así se le conoce en la red. A Loola se le considera la feminista antifeminista y una de las voces más polémicas en los debates sobre sexo, género y prostitución

Se puede decir que le gusta preguntarse y entender cómo y por qué el ser humano piensa o actua de una forma u otra ya que su lista de títulos académicos son: Filosofía e Integración Social, cursando Psicología y terminando Sexología; además de ser la Presidenta de Mujeres Jóvenes de la Región de Murcia: 8 de marzo. El mundo se levantó de su silla cuando publicó su artículo ‘Follar con empatía: otra lección puritana que se disfraza de feminismo’. Ahora es un referente en el mundo de la Sexología.

Tengo que salir de aquí con la duda resuelta. Se te conoce en particular por enfrentarte con tus ideas al feminismo radical, ¿tú te consideras feminista?

(Ríe) Sin ninguna duda me considero feminista. ¿Qué persona sensata podría estar contra la igualdad de trato y oportunidades entre mujeres y hombres? Con lo que no me identifico es con las corrientes del feminismo hegemónico, como la radical o la cultural, ambas difíciles de distinguir en los tiempos actuales.

Pero, ¿te sientes identificada con alguna corriente del feminismo en concreto?

La verdad es que no. Me da cierto temor el colectivismo y que se criminalicen las opiniones disidentes. Ahora que el feminismo es popular, que ha sido engullido por la cultura de masas y actúa como una moda, parece que ya todo el mundo sabe cómo alcanzar la igualdad entre los sexos: nosotras nos empoderamos y ellos se deconstruyen.

¿Y qué opinas sobre esta “moda”?

Creo que es una cantinela que no aporta nada, que está vacía, que funciona como eslogan y no tiene ningún poder transformador. No nos permite reflexionar sobre la masculinidad y la feminidad, las políticas públicas con respecto a la cuestión de género, la violencia contra las mujeres, la violación o la diversidad sexual. Todo lo que salga de esa cantinela se juzga como sospechoso. Así que, ¡sí, yo soy muy sospechosa bajo la mirada de las vacas sagradas! (Ríe).

¿Crees que hay un solo modo de ser y vivir el feminismo?

Creo que el movimiento feminista es plural, que está compuesto por diversas corrientes de pensamiento. No creo que exista un único modo de ser feminista, de hecho, hasta considero que muchas corrientes feministas, más allá de que no comparta sus puntos de vista, se equivocan en sus demandas o actuaciones.

¿A qué te refieres exactamente?

Por ejemplo, considero que es un error y una actuación inhumana criminalizar a las trabajadoras sexuales simplemente porque el abolicionismo imponga una moral sexual determinada, que en su caso es profundamente reaccionaria. También desconfío del uso que hacen los partidos políticos de las consignas feministas. No dudo que haya personas sensibles y comprometidas en esos partidos con la igualdad entre mujeres y hombres, pero aborrezco que se use el feminismo como marketing político.

Si te preguntara ¿hacia dónde van los feminismos de estos tiempos?, ¿qué me responderías?

(Ríe) Es una pregunta difícil. El movimiento feminista está sumamente vivo, pero también copado por voces reaccionarias y que a menudo caen en la complacencia, el partidismo o se quedan en un simple subidón como ocurre el 8 de marzo. Muchas de las demandas feministas se hacen bajo el sensacionalismo o una actitud de pánico moral… Se continúa ejerciendo violencia verbal hacia muchas trabajadoras sexuales cuando participan en asambleas y espacios feministas. Por no hablar de la mediocridad intelectual de muchas que se hacen llamar u otros hacen llamar “referentes feministas”.

Lo que sí sabemos es que el feminismo ha llegado para quedarse…

¡Exactamente!, la pregunta ahora es reflexionar sobre la forma en la que queremos que lo haga, si como una fuerza política revolucionaria, una propuesta más de la cultura de masas o como un pensamiento transformador, con una epistemología y líneas de pensamiento propias y en diálogo con otras disciplinas. Quizá incluso pueda ser una mezcla, pero su viabilidad no puede ejercerse desechando una actitud crítica.

 

¿Crees que vivimos un momento en el que lo público y lo privado ya casi no se diferencian? ¿O piensas que cada vez ocultamos más lo privado por lo que mostramos en público?

Hemos redefinido los límites entre lo público y lo privado, pero no sé hasta qué punto eso ha supuesto una transformación de nuestra intimidad. En lo público todos actuamos a veces como pequeños impostores. Hemos dejado de ocultar el drama por el miedo al qué dirán a mostrarlo porque sacamos rédito a nuestro victimismo personal. Las redes sociales son un sedante para nuestra soledad y egolatría.

¿Crees que estamos en un punto en el que ya todo es machista y/o violencia de género?

Totalmente. Nunca me ha gustado la expresión “violencia de género”, considero más preciso hablar de violencia machista o violencia contra las mujeres. Tampoco creo que toda la violencia contra las mujeres tenga una motivación machista o se relacione con la desigualdad de género, sino más bien que hay casos y casos. Es decir, casos donde predomina una ideología machista por parte del agresor: “la maté porque era mía”; y casos donde la violencia, como fenómeno, es la conducta utilizada por el agresor para afrontar la situación o resolver los problemas.

No creo que en muchos espacios feministas se hable de esto.

Y ese es exactamente el problema, que hablar de esto en muchos espacios continúa siendo un tabú. Por supuesto, no es el único. Es muy difícil a día de hoy señalar la violencia cruzada en la pareja porque desafía el dogma del feminismo hegemónico de que el hombre es activo, agente de la violencia y la mujer pasiva, víctima perpetua de la agresión.

¿Crees que hablar de “violencia de género” de algún modo nos victimiza a nosotras?

Creo que en cierto modo hablar de “violencia de género” alenta la revictimización de las mujeres, no ahonda en más visiones más allá del discurso oficial estatal y evita una lectura crítica sobre el sistema institucional de justicia.

Hay algo a lo que ultimamente no paro de darle vueltas y me gustaría saber tu opinión: ¿Crees que los discursos feministas de hoy pueden contribuir a aportar contenidos para reflexionar atendiendo a la diversidad de ser mujer?

La verdad es que a excepción de algunas voces díscolas, la mayoría de discursos feministas presentan a las mujeres como vulnerables, como eternas víctimas, como seres a los que hay que proteger y cuya supuesta fragilidad les debería conceder la razón y la hegemonía. Francamente pienso que eso no es más que paternalismo. Solo se concede a la mujer la etiqueta de heroína si antes se reconoce como víctima. 

Entonces, ¿crees que nos empujan a construirnos de un solo modo o nos dan pie a crear diversidad en las formas de ser mujer?

Se dice que no hay un modelo único de mujer, pero se impone un único itinerario para vivir la feminidad: el victimismo. En ese sentido creo que el discurso de los colectivos de las trabajadoras sexuales son muy inspiradores. Ellas se niegan a reconocerse como víctimas y provocan la angustia cultural del feminismo hegemónico, de los colectivos más puritanos y del integrismo religioso.

¿Consideras que muchas mujeres que tienen una actitud política muy feminista y radical se censuran en todo lo que tiene que ver con su erótica y su propio placer?

No sabría decirte porque no comparto cama con tanta gente (nos reimos a carcajadas). Lo que sí creo es que mezclar placer, deseo y militancia puede causar en algunas personas mucha infelicidad. Las fantasías sexuales no son propaganda política. Deseo y reivindicación política se materializan en planos diferentes. Muchas feministas se escandalizan ante la idea de que hay mujeres que fantasean con la violación, sin desear, por supuesto, sufrir un tipo de agresión sexual en la vida real (aclara). Señalan que esa fantasía es consecuencia de un sistema patriarcal, sin embargo, jamás se plantean de dónde vienen, por así decirlo, las fantasías sexuales que llevan a un hombre a excitarse con los pies de una señora o a ponerse cachondísimo al vestirse con lencería femenina.

¿Crees que estamos llevando todo lo que tiene que ver con los placeres a una zona de peligro?

Sí, estamos en un momento donde predomina esa tendencia. El feminismo hegemónico vuelve a apelar a las viejas “verdades” de la naturaleza, que presentan al hombre como un violador en potencia y el sexo, como una experiencia, amenazadora para las mujeres. Por si fuera poco, tanto la izquierda como la derecha apelan a la vulnerabilidad de la mujer en el terreno sexual: se impone el discurso de la moralidad, la violencia y el miedo a la violación.

Como si tuviéramos que representar un papel.

Eso es, de hecho persiste la creencia de que las mujeres no podemos disfrutar del sexo, debatir públicamente sobre sexualidad o mostrarnos sexualmente explícitas, a través de la prostitución o la pornografía, mientras otras estén en peligro y sean víctimas de violación o de acoso sexual. Es como si tuviéramos que fingir todo el tiempo que somos buenas chicas, que defendemos el statu quo.

¡Madre mía! ¿Qué va a pasar con el coqueteo y la seducción si nos dejamos arrastrar por los discursos feministas más radicales?

Que nos vamos a aburrir mucho en la cama, si es que acaso, alguna vez nos entendemos y llegamos a ella (Ríe). El otro día un chico me contaba que había tenido relaciones con una chica, pero que ésta se negaba a tener sexo en determinadas posturas sexuales porque las consideraba “patriarcales”. Me dio la risa. Espero que por su salud mental, la de él me refiero, no la haya vuelto a llamar. Una cosa es que no quieras hacer algo en la cama porque no te gusta y otra muy distinta es etiquetar las posturas sexuales como machistas porque te sale del coño. Parece que todo aquello que no sea coito heterosexual mirándose a los ojos y con altas dosis de ternura es ya para alguna gente sinónimo de patriarcado.

Tengo mucha curiosidad: ¿Qué me dices del ‘porno para mujeres’?

Bueno, un contenido así era necesario, pero tampoco creo que debamos juzgarlo como una panacea. Muchas mujeres y muchos hombres no se identifican con los contenidos de la pornografía mainstream, así que el hecho de que exista un contenido alternativo es bienvenido. Eso sí, nadie es mejor o peor hombre o mujer, o hace mejor su feminismo, por el tipo de pornografía que le excita, si mainstream o “porno para mujeres”, o por el hecho que le guste o no, el porno.

No me puedo ir sin preguntarte: Si tuvieras que destacar algún momento en particular que marcara un antes y un después en tu vida erótica, ¿cuál sería?

La pregunta de Somos Peculiares por excelencia (reímos). La verdad es que tener referentes culturales que reflejaran en cierta forma mi forma de vivir la sexualidad ha sido bastante positivo. Me ayudó a no sentirme un bicho raro. Una parte de mí se siente representada en Paradoxia: diario de una depredadora, de Lynda Lunch, así como en el personaje de Sarah Pfefferman en Transparent o en la protagonista adolescente, de la serie danesa Rita.

Melanie quintana @somospeculiares

Melanie quintana

Periodista y Sexóloga. Directora y coordinadora de equipo en Somos Peculiares.
Te puedo ayudar con tus relaciones, los conflictos, sexualidades, diversidades y peculiaridades.
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