Cómo aplicar un DAFO y un CAME en terapia

A veces sacamos conclusiones importantes para la vida de los sitios más inesperados, ¿No os pasa? Por ejemplo, el otro día estábamos revisando un plan de empresa y nos topamos con una matriz DAFO, que para los que no sepáis qué es, consiste así a grosso modo en detectar las dificultades y fortalezas de nuestra empresa para poder ponerles atención.

Ya sabemos todos cómo funciona la cabeza, con un pensamiento enlazamos otro… y así es como acabamos pensando en otra matriz que se aplica también en negocios, la matriz CAME. 

Estos dos tipos de análisis son muy parecidos en realidad, lo que los diferencia en esencia es que el DAFO se centra más en localizar esos problemas y el CAME en buscar soluciones. De hecho funcionan de la siguiente manera:

¿Qué es un DAFO?

Debilidades
Amenazas
Fortalezas
Oportunidades

¿Qué es un CAME?

Corregir
Afrontar
Mantener
Explotar

Y diréis, ¿por qué nos explicáis esto? Pues porque creemos que es un punto de partida súper útil para plantearnos qué nos gusta y qué no, qué queremos o necesitamos cambiar y qué no. Pero sobre todo, para no quedarnos en ese mero planteamiento, si no para pasar a la acción y conseguir resultados.

Como podéis ver la imagen anterior lo explica perfectamente. Y observando ésto, fue cuando pensamos que, a parte de para los negocios, podía ser una herramienta utilísima para pasar del “lo digo” al “lo hago” en nuestra vida.

Muchas veces sentimos que la teoría nos la sabemos al dedillo, que sabemos perfectamente lo que hay que hacer en muchas situaciones y aún así no lo hacemos. Nos quedamos deambulando entre tanta teoría y nos cuesta pasar a la acción ¿o no?

La matriz CAME, es una herramienta que nos puede ayudar a dar este paso

Si nos planteamos cuáles son los puntos débiles o qué nos gusta menos en nuestra vida, aquellas cosas del ámbito exterior que nos resultan amenazantes, cuáles nuestras fortalezas internas y las oportunidades que tenemos enfrente, podremos diseñar de un modo mucho más fácil una estrategia para movernos y avanzar. Una estrategia para conseguir cambiar aquellas cosas que necesitamos cambiar.

Porque cuando le damos forma a un pensamiento, cuando lo bajamos a tierra, cuando lo escribimos o lo plasmamos de alguna manera, lo clasificamos y sabemos detectar qué es cada cosa… resulta más viable visualizarlo y poder buscarle solución.

Ese buscarle solución se traduce en detectar cuáles son los pasos más viables a dar para que la situación deje de ser como es hasta ahora. Y es el primer paso hacia la movilización. Hacia el dejar de teorizar y empezar a actuar. 

El dejar de procrastinar atascados en pensar en posibles soluciones y empezar a hacernos cargo de nuestra vida y hacerlo de la manera que más se adecue a nuestras necesidades. De hallar el modo que más nos convenga a cada uno porque no existen manuales estandarizados que nos digan ‘cómo’ hacer las cosas y apliquen a todo el mundo.  

Si no una solución diferente para cada persona según sus vivencias y las herramientas de las que disponga. Porque como reza el refrán, cada maestrillo tiene su librillo.