Patrones tóxicos de feminidad y masculinidad: deconstruyendo el género

¿Alguna vez te has preguntado qué influye en tu construcción como hombre o como mujer? Es decir, en lo que te hace ser hombre o mujer. ¡Ojo! El hombre o la mujer que has elegido ser. ¿Crees que ha habido algo en concreto que ha tenido más influencia? Porque nosotras creemos que sí.

Los hombres y las mujeres construyen su identidad en base a lo que la sociedad decide que tiene que ser. La personalidad o identidad de una misma, se basa en prejuicios y estereotipos creados por la sociedad, que están ya predefinidos antes de que una persona u otra nazca. Os ponemos unos ejemplos, para que lo entendamos mejor. 

Cuando somos pequeñas, existen algunos prejuicios y estereotipos para ser una mujer o un hombre. Como por ejemplo: el color rosa para las niñas y el azul para los niños, o fútbol para los niños y baile para las niñas. Esto hace que se repriman ciertos sentimientos o ideas de cada persona y no se puedan expresar creando tabús innecesarios. Porque claro… no puedes elegir otra cosa más que lo que te toca por tu genital…

Estereotipos en la publicidad

Podríamos empezar por cualquier ámbito, pero ¿qué os parece empezar por los anuncios de artículos para el mantenimiento y la limpieza del hogar? Porque se siguen dirigiendo al público femenino. No vamos a mentirnos, porque es cierto que en los anuncios actuales el hombre está algo más presente en el ámbito del hogar, pero aún así, no de la misma manera que la mujer. 

En los anuncios, las acciones del hombre en el ámbito doméstico tienen que ver casi siempre con el disfrute de este espacio: como leer el periódico, ver la televisión, degustar comidas que él no ha preparado… 

La mayoría de veces, son hombres los actores que aparecen en anuncios de coches, motos, herramientas, construcciones… Con actividades como arreglar, inventar, triunfar… etcétera. Sin embargo, cuando aparecen mujeres en anuncios de la misma temática, no hacen el mismo papel ni las mismas labores que el hombre en un anuncio de un mismo producto: cómo probar el coche, conducirlo o incluso arreglarlo. 

Y todas sabemos como suelen aparecer las mujeres en estos anuncios… Sí, de una manera sexista. Como si las marcas publicitarias quisieran vender el coche con el cuerpo de la mujer. ¿Qué somos? ¿Objetos publicitarios? 

Los personajes que nos imponen

De hecho, hay estereotipos creados que dicen que a los  hombres  les  gustan  unas  cosas  y a las mujeres otras. Las construcciones y normas de la cultura social han hecho que el hombre fije la vista en objetos mecánicos y afilados, y las mujeres en los objetos de cuidado, menos tecnológicos y de color rosa. ¿Por qué no podemos elegir por uno mismo, sin patrones?

Pasa lo mismo con las escenas de series o películas, donde los personajes que son mujeres, suelen tener que ser jóvenes, tener “cuerpos perfectos”, normativos (normalmente, la impresionante mujer con ojos azules) y deben de usar una vestimenta atractiva para captar la mirada masculina. 

Y cuando lo han hecho (aunque no se publiquen con ese fin) lo que más rabia nos da de todo es que además, de todas esas normativas machistas, la mujer tiene que aguantar comentarios, de hombres, obscenos sobre su físico, con carácter sexual. 

Sin embargo, en el caso del personaje del hombre, se refuerza su autoridad, poderío y liderazgo. Desde una mirada publicitaria él es el que controla todas las decisiones. Suele aparecer como un hombre blanco, con dinero y facilidad para seducir a mujeres, y que apenas trabaja a pesar de su éxito. Además de mostrar su espectacular fuerza, superpoder, ligereza, agresividad, protección... 

Todo esto, no hace más que dirigirnos a no cuestionar aquello que se nos muestra. Al no romper ideales los aceptamos. Y con la aceptación no generamos cambios en patrones tóxicos. Cuando la gran apuesta debería ser la educación para ayudar a deconstruir todo esto.

Ámbitos en los que existe una brecha de género

– Los roles en los juegos: Las diferencias entre los juegos de las niñas y los juegos de los niños también afectan su forma de pensar y a su comportamiento. Muchos juguetes y libros para niñas son de color rosa o púrpura, relacionados con el maquillaje, el vestido, la cocina, el cuidado y los asuntos domésticos. Sin embargo, la mayoría de los juguetes y libros para niños están hechos de diferentes tonos de azul, relacionados con robots, industria, ciencia, dinosaurios… etc.

– La publicidad de los juguetes: (en las revistas, los anuncios…) Vemos como la sociedad relaciona inconscientemente a las niñas con la preocupación sobre la belleza, la maternidad y el hogar, con un mundo de color rosa, muñecas y objetos destinados principalmente al cuidado. Mientras que para ellos se considera que lo que les interesa sigue siendo el mundo del motor, el poder (héroes), la construcción y la guerra. 

– En el lenguaje: Las niñas siempre han sido llamadas con  apelativos  cariñosos como por ejemplo “dulce, tesoro, preciosa, bonita”.  Mientras  que  a los niños se  les llamaba de una manera muy distinta, más generalmente enfocada a su conducta: “gamberro, grandullón, campeón, fuertote, sinvergüenza”. Lo que nos vuelve a demostrar que el foco para nosotras es la belleza, y para ellos el mostrar su fortaleza. A ellos no se les enseña a ser vulnerables y a nosotras no se nos da lugar para interesarnos por otras cosas que no sea ser madre o estar perfecta.

– La vestimenta: Todavía hoy, se considera que existe ropa para mujer y ropa para hombre. Antiguamente, las mujeres no llevaban pantalón, era algo fuera de lugar. Hoy en día, lo que era una norma de género, ha dejado de serlo. Sin embargo, para el género masculino, llevar pantalones es su única opción, ya que llevar falda, vestido… sería algo juzgado por la sociedad.

– La estética: Si una mujer se corta el pelo corto, no se depila, no se maquilla, la sociedad puede llegar a encasillarla en un adjetivo como “marimacho”. Como si el pelo largo fuera sinónimo de ser “mujer”.

Lo ideal sería trabajar la igualdad de género desde el colegio, desde pequeñitas, ayudando a eliminar los estereotipos relacionados con el género y prevenir situaciones de discriminación sexista en el futuro. 

El colegio debería ayudar a integrar todos los conocimientos y actitudes necesarios para crecer en un mundo sin diferencias entre lo femenino o lo masculino. Dejando espacio a la intersexualidad. También es importante el papel de la familia, para poder transmitir valores de respeto, tolerancia e igualdad.

Andrea Díez Rial @somospeculiares
Andrea Díez Rial
Trabajadora social, agente en Igualdad, experta en violencia contra las mujeres y profesora de actividades deportivas.
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