A lo largo de la historia se ha relacionado el término “bruja” con una ofensa o insulto, algo que habitualmente se dice a una mujer.
¿Cómo surgió el término bruja como insulto?
El concepto “bruja” aparece en la Edad Media, de hecho, en latín se llamaban maleficae (maléfica), y se usaba para nombrar a aquellas mujeres (o personas) que no cumplían las órdenes establecidas en Europa, durante la Edad Media. En concreto, hacía referencia a aquellas mujeres desposeídas económicamente, es decir, que no contaban con la protección económica de ningún hombre.
Estas mujeres eran vistas como una “amenaza”, ya que las reglas sociales establecían que la mujer debería dedicarse a las labores de cuidado y atención de su familia.
¿Quiénes eran las mujeres consideradas “brujas”?
La Edad Media fue un tiempo en el que las mujeres tenían papeles y roles sociales muy acotados, podían ser madres, esposas, monjas o prostitutas, por lo que las mujeres que se salían de estas opciones eran “brujas”.
Se referían a ellas con este término para denotar marginación, pero al estudiarlas nos hemos encontrado con que eran mujeres con conocimientos acerca del uso medicinal de las hierbas o que auxiliaban a las mujeres en las labores de parto, conocimientos y habilidades que en aquella época no estaban permitidos a las mujeres.
¿Por qué eran perseguidas las brujas?
Las consideradas brujas, representaban una amenaza para el sistema patriarcal, ya que tenían un sistema de creencias y valores que al sistema imperante no le venía bien y por eso fueron perseguidas y quemadas en la hoguera.
Con el fin de justificar estos ataques hacia ellas la Iglesia las asoció a fuerzas diabólicas, algo que justificaba esta persecución hacia ellas. Los altos cargos tenían miedo de lo que podía suponer que esa forma de pensar se extendiera y lo volcaron en el grueso del pueblo llano.
Miedo hacia ellas, como representación de algo maligno. Lo que hizo que la gente, incluidas muchas mujeres también, las persiguieran desde esa emocionalidad, y a otras les sirviera como excusa para juzgar a aquellas compañeras que no compartían sus valores y formas de hacer.
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Sentido histórico del término con la iglesia
Es curioso cómo se convirtió en un vocablo que definía a las mujeres que no vivían temerosas de Dios y que vivían con plena libertad, tomando sus propias decisiones, en general y especialmente en lo que a su erótica y vida sexual se refiere.
De esta forma se originó una creencia que establecía el vínculo de la mujer, con la maldad, con el pecado. Aunque ya en la tradición judeo-cristiana se había señalado que el demonio había tentado a Eva, a la mujer y no al hombre, y que por su culpa la humanidad había sido desterrada del paraíso.
Hoy día se sigue utilizando el término bruja como algo despectivo
Y por eso precisamente es importante recordar sus orígenes, para ser conscientes de la carga patriarcal y religiosa que se esconde tras el propio término.
En nuestra sociedad todavía se sigue estigmatizando a mujeres que cuestionan los patrones patriarcales y que deciden vivir su vida bajo nuevos códigos, aunque se ha pasado de llamarlas brujas a feminazis.
Lo que nos lleva a plantearnos, ¿qué tolerancia a lo diferente tiene nuestra sociedad? Cuando escuchamos que una mujer es independiente, expresa sus propios deseos, los busca, es segura de sí misma, tiene sus propios valores y se atreve a no seguir existiendo y tomar las decisiones de su vida “para los otros”, ¿la seguimos juzgando? ¿Por qué?
Melanie quintana
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