¿Qué pensaban las brujas sobre la sexualidad y el género? + Hechizo de San Juan

Una de las características más remarcables para catalogar a las brujas siempre fue la sexualidad: toda aquella mujer o persona que expresara abiertamente sentirse cómoda con su sexualidad solía ser juzgada como tal. Sabemos que una persona liberada en ese sentido, suponía una amenaza para el patriarcado y había que quitarla de enmedio. (Existen muchas teorías y leyendas sobre este tema de las que podemos escribir si os interesa.) Y es que la energía sexual es de los motores más poderosos que existen, ya que su intensidad y su poder nos conecta con todo aquello que consideramos superior.

Lo que más nos ha gustado siempre del mundo de la brujería es que cualquier expresión o identidad de género es aceptada, y por ende, cualquier orientación sexual, ya que se considera que a ojos de la naturaleza todes estamos cortades por el mismo patrón y que, por otro lado, nuestras diferencias deben ser reconocidas y celebradas. De hecho, se hace especial hincapié en la necesidad de explorar la propia sexualidad y conectar y dar rienda suelta a  nuestra energía sexual (mientras esto no dañe a nadie).

Es más, la energía sexual es parte de nuestro ser más primario, a través del sexo nos podemos expresar sin censura y a través del orgasmo liberamos una cantidad de energía que de otro modo no concebimos. Es por eso que la brujería jamás podrá considerar este acto como algo sucio o pecaminoso sino más bien, una búsqueda y una exploración de nuestros gustos.

Otra de las cosas que nos parecen interesantes de la brujería es que consideran que el concepto de género, y todas las connotaciones que conlleva, es una creación social y que es por eso que no aplica a nadie más que a los seres humanos. En el mundo esotérico existen dos fuerzas contrapuestas que mueven el mundo: el concepto de Dios y el concepto de la Diosa.

El concepto de Dios fue creado como una representación de la mente y la consciencia. Aquello que nos preocupa y nos ocupa unos objetivos marcados y que de alguna manera asociamos indirecta y directamente con el hombre.

La Diosa en cambio, se asocia con el subconsciente, con la parte más intuitiva y emocional, con la madre que siente y padece y que se mueve por el amor. A esta energía se la conoce como la Feminidad Divina. Lo que en la antigua china se conoce como el yin y el yang, y lo que aplicaría en cuestiones estereotipadas de género al hombre y la mujer.

¿Te has planteado con qué lado estás más conectada? Por norma general, el lado de la consciencia ha sido más explorado que el lado del subconsciente, es por eso que hoy te invitamos a conectar con tu Diosa, con tus emociones y tus sensaciones; y es por ello que te traemos un ritual que nosotras siempre hacemos en la noche de San Juan. Un ritual en el que pedimos tres deseos para el año que viene. Para que sea efectivo lo tienes que realizar el 23 de junio a partir de las 12 de la noche. ¿Qué necesitas?

– 3 cachitos de papel en blanco

– 1 vela blanca de cera natural

– 1 barrita de incienso que te guste

– Un cuenco

¿En qué consiste? ¡Súper fácil! Primero enciendes la vela y la colocas en el suelo dentro del cuenco, en un espacio amplio en el que puedas estar alrededor de ella sin provocar accidentes. Ponte de rodillas frente a la vela y enciende el incienso con una cerilla y deja que el olor impregne la habitación mientras haces respiraciones profundas. Concéntrate en el aire que respiras, y siente cómo entra y sale de tu cuerpo, cómo entra en tus pulmones y llega hasta tu estómago para salir por tu boca dejando las últimas sensaciones en tu columna. Durante estas respiraciones, concéntrate en pensar en cosas que quieras cambiar o que quieras sacar de tu vida e imagina que así lo haces en el momento de la expiración soltando todo el aire lentamente pero de forma consciente.  Haz al menos diez respiraciones profundas y cuanto más lentas mejor. 

Cuando estés concentrada en el momento del ahora escribe los tres deseos, uno en cada papel en blanco. Dobla cada papel y quemalos uno a uno con la llama de la vela. Cuando estén quemados levántate y salta tres veces por encima de la vela. Después relájate, ponte música que te guste y espera a que la vela se consuma y se apague sola. Estate ese rato contigo, pensando en los deseos que has pedido, en cómo te gustaría que estos se hicieran realidad, en cómo te ves o te gustaría verte cuando estos se cumplan.

Cuando la vela se haya apagado debes enterrar o tirar al mar o al río los restos de todo: el de la vela, las cenizas de los papeles y las cenizas del incienso.

Melanie quintana @somospeculiares

Melanie quintana

Periodista y Sexóloga. Directora y coordinadora de equipo en Somos Peculiares.
Te puedo ayudar con tus relaciones, los conflictos, sexualidades, diversidades y peculiaridades.
Coordinadora de equipo en Somos Peculiares.
Terapeuta especializada en temas de género, sexualidad y parejas.
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