Mujeres que viven con sus agresores: pautas sobre cómo actuar

Hace más de un mes que se inició el confinamiento debido al Covid-19 y creo que podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que todos tenemos ganas de volver a la “normalidad”. El encierro no es una situación sencilla, aunque entendamos que es necesaria, pero hay algunos sectores de la población que quedan más expuestos y cuyos riesgos son aún mayores en estas circunstancias. Hoy voy a hablar en concreto de las mujeres que conviven con sus agresores.

Varios países ya han señalado que una de las consecuencias que están detectando a raíz del confinamiento es el aumento de las peticiones de ayuda por parte de víctimas de violencia de género. España también ha registrado un aumento de llamadas al número 016 de casi el 50% en comparación con el mismo periodo del año anterior. En concreto, en la primera quincena de abril, se han atendido un 47.3% más de contactos telefónicos.

No podemos asegurar que este dato represente un aumento de la violencia de género, pues quizá estas situaciones ya existían previamente pero ahora se esté acudiendo en mayor medida a estos recursos. Es posible que la convivencia continuada con los maltratadores esté acortando los ciclos de la violencia o redundando en un mayor número de explosiones de violencia que finalmente hacen que la víctima se decida a pedir ayuda.

Sean cuales sean las causas y las interpretaciones, hay mujeres que están sufriendo especialmente en esta situación y merecen recibir ayuda y conocer algunas pautas sobre cómo actuar para garantizar su seguridad.

En primer lugar, nunca está de más recordar que la violencia no tiene por qué ser sólo física. Algunas veces cuesta más reconocer la violencia de género precisamente porque no se manifiesta siempre en forma de golpes o empujones. La violencia psicológica (humillaciones, amenazas, insultos…), la violencia sexual (abusos, chantajes, agresiones sexuales…) y la violencia ambiental (romper objetos, golpear paredes, destrozar posesiones ajenas…) son también violencia y no debemos restar importancia a sus efectos.

Además, aunque en este artículo pretendemos ofrecer algunas pautas para ayudar a las víctimas a pedir ayuda y a mantenerse a salvo, somos muy conscientes de que la violencia de género es un problema de toda la sociedad, por lo tanto, no debemos poner el foco exclusivamente en las mujeres que la padecen de forma más directa. Argumentos como que “son cosas de familia” o que “los problemas de pareja se resuelven en pareja” no deben impedirnos intervenir si somos testigos de violencia de género.

Si escuchamos gritos, golpes o discusiones agresivas por parte de nuestros vecinos, nuestro deber es denunciar esta situación. Cuando intentamos permanecer neutrales frente a las injusticias no estamos sino tomando parte del lado ofensor.

Y ahora, ¿qué cosas se pueden hacer cuando se vive una situación de malos tratos durante el confinamiento?

– Existen recursos como el teléfono 016 que son totalmente gratuitos, anónimos, disponibles 24 horas y no dejan rastro (ni siquiera en la factura). Este teléfono dispone de atención en 52 idiomas diferentes y, para personas que tengan dificultades en el habla o la escucha, se ha habilitado también el siguiente número: 900 116 016. También dos números de móvil están accesibles constantemente por WhatsApp y son atendidos por psicólogas especializadas en esta problemática. Son el 682916136 y el 682508507. Si decides hacer uso de ellos sí te recomendamos borrar o archivar las conversaciones al finalizar, especialmente si crees que tu pareja podría controlarte el móvil.

– Lo mismo ocurre a la hora de consultar páginas webs o incluso artículos como éste, es aconsejable hacerlo desde el “modo incógnito” del navegador o procurar borrar el historial después, ya que, si el agresor descubre que se está intentando buscar ayuda, puedes exponerte a una situación más peligrosa.

– Ante casos de peligro inminente, es preferible llamar al número de emergencias 112, que puede movilizar rápidamente a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.

– Esto mismo también se puede realizar a través de la aplicación móvil ALERTCOPS.

– Te aconsejamos no manifestar nunca a tu agresor la intención de irte o romper la relación, ya que podría reaccionar de forma agresiva y poner tu integridad en riesgo.

– Si puedes, ten preparada una pequeña mochila con objetos importantes en caso de que necesites abandonar el domicilio urgentemente. Intenta guardar en ella dinero, tarjetas de crédito, llaves del coche y documentación. Lo ideal sería tenerla guardada en un sitio donde tu agresor no la pueda encontrar y descubrir tu intención de abandonarle, pero al que puedas acceder en poco tiempo por si tienes que coger las cosas y salir rápido de casa.

– En caso de un estallido de violencia, intenta encerrarte en una habitación segura, a ser posible con cerrojo, y que esté cercana a una salida o una ventana por si necesitaras pedir ayuda. En la medida de lo posible intenta no refugiarte en habitaciones donde haya objetos peligrosos de los que él pueda hacer uso, como por ejemplo la cocina.

– Si necesitas pedir ayuda porque consideras que estás en peligro, puede ser recomendable gritar “fuego” en lugar de “socorro” o “ayuda”. Haz el máximo ruido posible para intentar que alguien te escuche si temes por tu salud.

– En caso de una agresión, protégete la cabeza con los brazos o hazte una bola sobre ti misma para proteger los órganos vitales de los golpes.

– Sabemos que es difícil y que no es una medida que esté al alcance de todas las mujeres, especialmente en estas circunstancias, pero también puede ser aconsejable aprender nociones básicas de defensa personal, aunque sea a través de tutoriales o vídeos online (eso sí, recuerda borrar el historial al terminar).

– Si puedes, establece una contraseña con amigos, familiares o vecinos para que sepan identificar cuando estás en peligro y pidan ayuda por ti. Podéis escoger una frase o una palabra aparentemente inofensiva por si tienes que hacer uso de ella estando en presencia de tu agresor. En este sentido, si no tienes intimidad para llamar al 016 estando sola en una habitación, también puedes llamar fingiendo que es una llamada para cancelar una cita médica y de esta manera proporcionar tus datos y responder a las preguntas que te hagan con “sí” o “no” sin levantar sospechas. También en las farmacias puedes ir a preguntar por Mascarilla19, entenderán que es un código y te ofrecerán ayuda. Otra forma de contactar con la policía sin desvelar tus intenciones de pedir ayuda es simular que vas a pedir comida a domicilio, de está forma podrás dar a conocer tu ubicación.

– Si consigues salir a la calle, intenta mantenerte en sitios públicos. Tranquila, salir del domicilio para escapar de una situación de violencia de género es una de las excepciones por las que sí se puede salir a la calle. Si no tienes otro lugar a donde ir, la policía o los servicios de atención a víctimas te remitirán a servicios de acogida. Es cierto que en estos sitios rara vez permiten la entrada con animales, así que, si tienes mascotas y te preocupa lo que pueda pasarles si te vas, contacta con este número (673765330) donde han puesto en marcha un servicio para gestionar lugares seguros para los animales.

– En la medida de lo posible, intenta no recurrir al alcohol ni abusar de tranquilizantes u otros medicamentos durante el confinamiento, ya que reducen nuestra capacidad de reacción en caso de necesidad.

– Por último, si tienes hijos, intenta enseñarles a pedir ayuda o a marcar los números de emergencia ante una situación de peligro.

Es terrible tener que enseñar a las mujeres a actuar ante una situación de violencia porque no podamos evitar absolutamente todas las agresiones y los malos tratos son la realidad con la que conviven demasiadas personas. No obstante, si estás leyendo esto y sufres violencia por parte de tu pareja, debes saber que no estás sola, que nada de esto es tu culpa y que tienes derecho a recibir ayuda y apoyo para salir de esta situación. Nadie merece vivir con el infierno en casa.

Laura Marcilla Jiménez @somospeculiares

LAURA MARCILLA

Psicóloga, sexóloga con especialidad en clínica y educación sexual.
Doctorada por la Universidad de Almería.
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