Amigos profesionales y personales

Quedé una noche con un grupo de amig@s en un bar al que vamos mucho en el Barrio Salamanca, unos vinos y algo de picar, con una charla amena y muchas risas.

Éramos 5 amigos, más una amiga que conozco desde hace mucho y con la que siempre he hablado para ayudarnos con temas del trabajo nada más. Ella vive muy cerca de donde quedamos, así que se apuntó esa noche, una mujer que siempre he considerado muy madura y con mucha personalidad, independiente y con mucho carácter. Me encanta la verdad, lo que pasa que nunca he querido dar un paso hacia algo más, por no perder dicha amistad 'profesional'. La noche fue larga, estuvo genial, los vinos, las conversaciones subidas de todo, los bailes y esa complicidad profesional trasladada a la noche.

La acompañé a su casa en el coche y la conversación antes de subir, en la que nos confesamos que ambos teníamos ‘follamigos’ para disfrutar de vez en cuando, hizo que habláramos de que tener un orgasmo con alguien no era malo, para nada, y me agarró la cara, me dio un beso y me dijo: "Ves, no pasa nada, es un simple beso…", y luego me dio otro, hasta que rompimos esa barrera cuando me dijo: "Sube y nos disfrutamos como amigos".

Comenzamos por tomar una ducha, relajándonos y propiciando un ambiente íntimo, erótico y romántico, solo con el placer de cuidarnos, sin sexo de momento, para estar limpios antes de pasar al acto amoroso de la amistad sin tabúes. Al secarse la piel, ella levantó los brazos para pasar la toalla y pude observar que sus axilas no estaban depiladas, eso me excitó muchísimo y ella me preguntó con esa forma propia de su personalidad: "¿Te importa? Es que en invierno no suelo depilarme mucho esa parte." "Para nada", respondí, es una parte muy excitante de una mujer, siempre que esa mujer te atraiga sexualmente, tal vez puedo decir que tengo un fetiche con esa parte femenina.

Luego procedí a acariciarla con suavidad y bajar hasta sus axilas, allí los dos de pie en el baño, acariciándolas, besándolas y lamiéndoselas. No tenéis idea de la gran sensibilidad que hay en las axilas. Eso la excitó muchísimo, le dije que era uno de mis fetiches secretos: “¿Sabes que el olor natural, limpio de las axilas de la mujer (y de hombre) ejercen un atractivo sexual primitivo muy poderoso en el otro sexo?” (Claro que no hablo del desagradable olor del sudor de todo el día, sucio lleno de bacterias o contaminado por dietas grasas, picantes, estrés o ajo. El sudor fresco y limpio no tiene un olor desagradable y contiene feromonas que atraen al sexo opuesto por el olfato, al grado de que muchas veces un hombre no sabe porqué le agrada tanto estar con una mujer determinada y viceversa).

Estaba tan lubricada, mucho, que ambos disfrutamos juntos de esa amistad profesional y personal, empapados en sus jugos y trasladando esa confianza profesional a lo personal, ya sabemos algo más de nuestras intimidades… un nuevo fetiche descubierto.

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