Es tiempo de carnavales. Vaquero, superheroína, pescadora, brujo. Eso si no sois nada originales, claro. Pero si queréis dar rienda suelta a vuestra creatividad todo vale. Aunque teniendo en cuenta el frío invernal que suele preceder a la primavera, hay quienes optan por aquellos disfraces más calentitos, entre los que destacan los míticos trajes de animales peludos –también conocidos como fursuit, del inglés fur (peludo) y suit (traje)–. Sin embargo, si bien la mayoría limita su uso a las carnestolendas, hay quienes llevan su pasión por convertirse en animales antropomórficos más allá y se disfrazan a placer en cualquier fecha del año. Esta subcultura, cuyos practicantes o fursonas la autodenominan como furry fandom, se originó en la décadas de los 80 y, como podréis imaginar, sí, para algunos –que no todos– también tiene un componente erótico.
Periodista de profesión, sexólogo de vocación e investigador en formación.
Especializado en TRICs, sexualidad y diversidad sexual.