Hay vida más allá del cliché de “ser una niña muy mala que se ha ganado unos azotes”. Esta escena que genera tantas atracciones como aversiones, es la única que nos suele venir a la mente cuando pensamos en “age play” y ello se debe a que, como en otras tantas cosas, se ha visibilizado sólo una perspectiva sesgada, muy coitocéntrica y, como no, lo más cisteheronormativa posible. Pero el age play no acaba en la cama ni en las relaciones con un hombre Top y una mujer bottom.
Se considera age play todo juego, encuentro e incluso relación donde las personas que forman parte de ella deciden libremente interpretar tener una edad que no es exactamente la suya e interactuar con la otra parte desde ese rol y esa edad ficticias.
“Little, yo soy tu Papi”
Hablando en plata: no, no es guay usar el DDlg (Daddy Dom little girl) como excusa para follarse quinceañeras y veinteañeras, desatender completamente a la gente y simplemente cumplir el cliché de llamarlas “mi niña” para destrozarlas física y psicológicamente. Eso es abuso sostenido en un engaño, por si fuera poco. Es decir, eso es kakita.
El age play es una posibilidad abierta a todo tipo de parejas y todo tipo de representaciones de roles de personas menores y personas adultas. No obstante, en este artículo nos centramos en esas relaciones que reflejan un rol p/marental y un rol de persona descendiente.
Como todo juego de roles del BDSM no se limita sólo al encuentro, se puede expandir a la propia relación. Tendemos a genitalizar el BDSM tanto que no imaginamos que situaciones performadas por quienes lo practican se reflejen a lo largo del día y sean parte de su erótica. Pero así es.
Por ejemplo, una little puede desear que le lean un cuento y ya, sin masturbación ni penetración, simplemente porque le lean el dichoso cuento. SÍ, SE PUEDE.
Lo sé, esto os ha cortocircuitado, pero me limitaré a recordar que son dos personas adultas que han consensuado ése juego y que, lo más importante, ese juego les es satisfactorio y beneficioso para su buenvivir.
Cuando estas dinámicas se expanden en la relación, las prácticas que reflejan crianza y cuidado son de alta importancia y parte del día a día. Cosa que no es precisamente lo que nos imaginamos cuando alguien nos dice BDSM (solemos imaginar gritos y malas formas). Que, #ojocuidao, tampoco quiero decir que sin Ageplay el BDSM sean gritos y malas formas.
Dicho esto, déjame desmontarte unas cuantas dudas:
Pero, entonces, ¿a esta peña le pone ir en pañales y esas historias?
Sí… y no. Dentro de las relaciones de este tipo quien interpreta el rol de la persona menor puede encarnar edades o franjas muy dispares que suelen diferenciarse con las siguientes categorías: baby, little, middle y teen. Es más, hay una siglas, ABDL (Adult Baby Diaper Lover) para referirse estrictamente a las personas que actúan como si fuesen bebés y adoran los pañales. Esta parte del colectivo tiende a ser especialmente ridiculizada en teleseries policíacas de asesinatos (no daré nombres), donde ya sabéis que quien sea “rarito eróticamente hablando” suele acabar muerto.
¡Esta gente tiene traumas fijo!
Repito respuesta aún a riesgo de sonar cancina (y, además, patologizante): sí… y no. Hay practicantes que son conscientes de que en algún momento de su niñez vivieron situaciones difíciles y es a través de la vivencia de la niñez fingida que consiguen resignificar o darle la vuelta. (Para muestra, un botón: el caso de la chica que revivía su infancia con su pareja actual. )
Sin embargo, también existen quienes, simplemente, lo ven agradable, incluso excitante y lo hacen. Puesto que, contra lo que aún mucha gente opina por sus prejuicios, tanto un rol Top como un rol bottom pueden ser una vía de liberarse, desestresarse, desconectar.
Y, ¿si creo que me mola, qué coño hago?
Bueno, sí crees que estas relaciones o algunas de estas prácticas (llevar chupete, usar pañales, que te lean cuentos, que te ayuden a prepararte y vestirte como si fueras peque… ¡¡qué sé yo!!) llaman tu atención, como siempre, recomiendo acercamiento con cautela.
En primer lugar, escoge un buen momento para explicar a tu pareja qué deseas y cómo lo deseas; cuanta más tranquilidad y tiempo, más fácil será para todas las partes. En segundo lugar, no escojáis las cuestiones más difíciles y más intensas de entrada, poco a poco, en adelante tendréis todo el tiempo del mundo para seguir explorando. Por último y no menos importante, ¡experimenta, revisa y sigue disfrutando!
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