Es indiscutible que la irrupción de una disfuncionalidad orgánica en la biografía de cualquier persona va a condicionar en mayor o menor medida – dependiendo de múltiples factores – todas las facetas o dimensiones de su existencia. Evidentemente, la dimensión sexual no es en absoluto la excepción, al contrario, podríamos considerar la “sexistencia” como una dimensión humana paradigmática del proceso de cambios y readecuaciones biográficas –complejas y constantes– en la vida de toda persona que se haya visto afectada por una lesión medular u otro tipo de disfuncionalidad orgánica.
En fechas recientes la revista Sexuality and disability ha publicado una investigación cualitativa en la que se han registrado los testimonios de 6 mujeres y 6 hombres con lesión medular, desde el momento en que se produjo la lesión hasta 10 años después. El estudio ha tratado de recoger y analizar de qué manera la aparición de una disfuncionalidades orgánicas/diversidad funcional condiciona el desarrollo de la biografía sexual y cuáles son las cuestiones más relevantes, para las mujeres y hombres con disfuncionalidades orgánicas, en relación con su dimensión sexual y la gestión y expresión de esta.
Durante los 10 años posteriores a la aparición de la lesión medular, el equipo de investigación fue entrevistándose con estas 12 personas y así recopilando las experiencias constituyentes de su biografía sexual. Analizando estos testimonios, se identificaron una serie de cuestiones prioritarias compartidas por las participantes, y que en opinión de los/las investigadoras son extrapolables al conjunto de la población con lesión medular, (en nuestra opinión, la mayoría de las cuestiones son extrapolables al conjunto de las mujeres y hombres con afectaciones físicas y algunas de ellas a toda la población con disfuncionalidades orgánicas/diversidad funcional).
Estas cuestiones, consideradas las que más interesan, preocupan o influyen a las mujeres y hombres con lesión medular –para la vivencia satisfactoria y placentera de su dimensión sexual, en los planos individual, corporal e interrelacional– son las siguientes: 1) Gestión de las situaciones de discapaci(dad/tación), 2) auto percepción, autoestima. Continuar generando atracción y deseo, a pesar de los cambios físicos, 3) Conseguir [con quien] iniciar y mantener relaciones sexuales (encuentros eróticos/hedónicos) 4) restablecer su “vida sexual” (encontrar nuevos modos de experimentar la erótica/hedonía) 5) La desaparición de la “vida sexual” (la erótica y la hedonía) e incluso la intimidad [en sus relaciones afectivas].
Este análisis cualitativo realizado en un intervalo de tiempo relativamente extenso –10 años desde el inicio de los cambios producidos por la disfuncionalidad orgánica– es un material de gran utilidad para conocer y profundizar en los desafíos, decepciones y logros que, en relación con la Dimensión Sexual Humana, experimentan mujeres y hombres con disfuncionalidades orgánicas/diversidad funcional. Además, la lectura y reflexión sobre las conclusiones extraídas del estudio, también nos debería llevar a identificar y asumir sin condicionamientos, el ingente número de ocasiones y de situaciones en las que contar con apoyo especializado en Hecho Sexual Humano y disfuncionalidades orgánicas/diversidad funcional, resulta completamente imprescindible para que la intervención, tras la aparición de las disfuncionalidades orgánicas, abarque realmente todas las necesidades vitales generadas.
Es por esto, que podemos afirmar sin ningún tipo de dudas, la imperiosa necesidad existente de incorporar a profesionales de la sexología, con conocimientos en disfuncionalidades orgánicas/diversidad funcional, en los equipos y en los procesos de “rehabilitación”, necesarios tras la irrupción de una disfuncionalidad orgánica.
Esta inclusión en los equipos terapéuticos, debe materializarse en la atención y acompañamiento a las mujeres y hombres con disfuncionalidades orgánicas/diversidad funcional, proporcionando educación sexual y asesoramiento sexológico en todos los ámbitos de la Dimensión Sexual Humana, y no únicamente en las cuestiones relacionadas con la gestión de los encuentros eróticos y/o en los procesos de fecundación y gestación (ámbitos estos que han acaparado la limitada intervención que históricamente se ha realizado sobre cuestiones “sexuales“ y disfuncionalidades orgánicas/diversidad funcional). De igual manera, es imprescindible la presencia de profesionales de la sexología capacitados para la práctica clínica, que proporcionen atención a las mujeres y hombres con disfuncionalidades orgánicas/diversidad funcional, a sus parejas (las grandes olvidadas) y a sus familias, durante el proceso de readecuación a la nueva realidad biográfica generada tras la irrupción de una disfuncionalidad orgánica sobrevenida.
Seguir obviando la absoluta necesidad de incorporar la disciplina sexológica en este proceso de readecuación significa: uno, continuar negando la condición sexuada ineludible de todas las mujeres y hombres de la especie, incluidas evidentemente las personas con disfuncionalidades orgánicas; dos, poner palos en las ruedas –nunca mejor dicho– obstaculizando el camino hacia las mayores cotas de bienestar personal, relacional y social posibles.
