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Feminismos

Origen histórico y social del movimiento feminista
Como es bien sabido, la historia se ha escrito considerando al hombre el sexo fuerte y a la mujer el sexo débil. A la muer se nos ha relegado a un segundo plano tratándonos como un ser más frágil, menos capaz, incluso menos inteligente. Además, durante generaciones, esas diferencias se han hecho pasar como algo natural, algo que era así por naturaleza.
Pues bien, el patriarcado o la figura masculina, basándose en esa “superioridad natural”, fue, ha sido y sigue siendo el protagonista de decisiones políticas, sociales y culturales. Dejando a la mujer la función de la crianza de los hijos y las tareas relacionadas con el cuidado de la casa. A nivel sexual incluso, se dio por sentado que el papel de la mujer era el de satisfacer las necesidades del hombre...
A lo largo de la historia muchas mujeres se han sentido molestas con esta desigualdad llevando a cabo quejas y protestas que fueron silenciadas se las peores maneras. Pero no es hasta el siglo XVIII cuando en algunas ciudades, hay una toma de conciencia colectiva de esta situación y se desarrolla un movimiento ideológico y social que luchará por romperla: el movimiento feminista.
La mujer en el renacimiento
En el siglo XVIII las funciones de la mujer eran cuidar de la casa, criar a los hijos y practicar sexo con su marido, a veces incluso, sin consentimiento alguno. Obviamente no podían ni estudiar, ni votar, ni tomar decisiones familiares. Ni siquiera podían decidir con quién se casaban. Y si trabajaban, el dinero era para el marido.
Es entonces cuando surge la Ilustración, principalmente en Francia, un movimiento intelectual que defendía la igualdad social de las personas. Decían: “Todos somos iguales independientemente de la clase social”. Este movimiento e ideas llevan a la Revolución Francesa, que trae consigo La declaración de los derechos del hombre y del ciudadano.
Hasta aquí muy bien, pero el matiz importante es que en esa declaración de derechos se habló exclusivamente del hombre sin incluir a la mujer. Las mujeres de aquella época no entendieron cómo habiendo un cambio político hacia la igualdad universal, ellas, siendo la mitad de la población mundial, fueron excluidas. Es entonces cuando aparecen dos mujeres fundamentales que dieron lugar a la llamada primera ola del feminismo.
Primera ola del feminismo
Por un lado, Olympe de Gouges, decide coger el texto de La declaración de los derechos del hombre y del ciudadano y lo replica. Escribe La declaración de derechos de la mujer y de la ciudadana, reivindicando todos los derechos civiles para la mujer. Este es y se convierte en uno de los primeros documentos que promueven la igualdad jurídica y legal de las mujeres.
Por otro lado, Mary Wollstonecraft, escribe la Vindicación de los derechos de la mujer, considerado el texto que funda el feminismo. En él dice: “La diferencia entre los géneros no es algo natural, sino algo cultural, algo que se produce a través de la educación”. Ella abogaba por una educación igualitaria. Y es gracias a sus escritos que muchas mujeres empiezan a cuestionar el hecho de quedarse en casa por obligación.
Ante estas primeras reivindicaciones feministas, que supusieron todo un avance, la sociedad respondió con una dura represión. Olympe de Gouges, por ejemplo, fue guillotinada y muchas mujeres encarceladas. Después de esto, no se permitió por ejemplo que se reunieran más de cinco mujeres en la calle…
Por si fuera poco, a principios de 1800, el Código Civil Francés o Código Napoleón, que se extendió por toda Europa, exigió a las mujeres que actuaran con obediencia a sus maridos y se decidió dejarlas sin derechos civiles, ni políticos.
Segunda ola del feminismo
Es aquí, en este momento histórico, cuando nace el Sufragismo. Y esta segunda ola ya no fue un movimiento exclusivamente intelectual. Pasa a ser un movimiento de acción social. Un movimiento que surge principalmente en los países anglosajones y que luego se va moviendo, influyendo al resto de países.
Por un lado, en Estados Unidos, las mujeres estaban luchando por la independencia de su país y por los derechos de los esclavos. Es entonces cuando cuatro mujeres viajan a Londres, al congreso antiesclavista, en el que en un principio no les dejan participar por el hecho de ser mujeres.
Finalmente pudieron participar pero solo les dejaron hacerlo tras una cortina... Indignadas y tomando una vez más conciencia de su desigualdad como mujeres y de vuelta a su país, dos de ellas, Lucretia Mott y Elizabeth Cady Stanton, comienzan su lucha social, centrándose ahora en los derechos de las mujeres.
En 1848, en Seneca Falls, frente a unas 300 personas expusieron La declaración de sentimientos. Un documento donde reivindicaban recuperar todos los derechos civiles, como la igualdad de educación y el voto. Hicieron especial hincapié en esto último porque pensaban que una vez pudiendo votar los demás derechos vendrían solos. Y con ellas y a raíz de este hecho, surge el Sufragismo Norteamericano.
Las mujeres se unen y empiezan a defender sus derechos en masa. Con manifestaciones, panfletos... aunque como puedes imaginar no fue nada sencillo, porque durante años y años fueron humilladas y pisoteadas por toda la sociedad.
Por otro lado, en Inglaterra la situación es similar, pero allí el movimiento se hartó antes, y tras casi medio siglo de lucha moderada pasan a la acción fuertemente. Lo hicieron a través de huelgas de hambre, encadenamientos, sabotajes a líderes políticos, incluso bombas e incendios.
La primera victoria la consiguieron a finales de la primera guerra mundial. Es entonces cuando las mujeres empiezan a obtener el voto en diferentes países del mundo. En Inglaterra lo consiguieron en 1918, eso sí, solo para las mayores de 30 años. En EE.UU. fue en 1920, aunque solo para las mujeres blancas.
Otras realidades dentro del feminismo
Pero claro… El movimiento sufragista era principalmente un movimiento de mujeres blancas, ¿qué pasaba con el resto de mujeres? Es por eso que empiezan a nacer y a aparecer mujeres feministas con otras realidades. Como Sojourner Truth, una esclava negra que habló por primera vez de la doble exclusión que sufrían algunas mujeres, por negras y por mujeres.
O Flora Tristán, mujer socialista que hablaba de las mujeres obreras y explica también la doble represión que sufrían: de clase y de género.
Ella explica que “la mujer era la proletaria del proletariado”. Y es por esto que precisamente a ella se le ha considerado la precursora del llamado Feminismo Socialista.
El feminismo socialista cree que para que la mujer se libere debe cambiar el sistema capitalista establecido. Una idea compleja y que no vamos a desarrollar más por el momento. Aquí lo interesante a resaltar, es que diferentes ideas y realidades dan origen a dos ramas dentro del feminismo. Una que busca la igualdad de derechos dentro del sistema y otra que pretende cambiar todo el sistema establecido.
Paralización del sistema feminista
Se le llama así al periodo entre las dos guerras mundiales. Periodo en el que las mujeres habían logrado el voto en varios países, habían comenzado a entrar en la universidad y muchas se desmovilizaron.
Justo entonces, aparece alguien clave en el feminismo, Simone de Beauvoir, quien en Francia, en 1949, escribe el Segundo Sexo. Un libro que vuelve a remover conciencias con un un estudio sobre la condición de la mujer.
Con su famosa frase “No se nace mujer, se llega a serlo”, hacía mención a que no era cierto que a las mujeres se les definiera por su sexo biológico, sino por una serie de roles asociados al mismo que tenían que cumplir para ser consideradas, precisamente, mujeres.
También hablaba del androcentrismo. Explicó que el hombre es la norma, la medida de todas las cosas, y la mujer siempre es "lo otro". De esta forma se impide que la mujer se asuma a sí misma como sujeto. Esto hace que se identifique con lo que el hombre espera de ella, lo que en gran medida hacía que se vea a sí misma como objeto.
Tercera ola del feminismo
Históricamente pasan muchas cosas que hacen que cuando los hombres vuelven de la segunda guerra mundial a EE.UU. las mujeres vuelvan nuevamente al hogar. La publicidad, por ejemplo, por aquel entonces, les grita que “ahora tienen todas las comodidades para ser amas de casa felices”. Pero la pregunta es ¿lo son?
Miles de mujeres enferman, se deprimen, caen en el alcohol, viven ansiosas… Lo que les lleva a algunas a plantearse ¿qué está pasando? Si supuestamente les decían que era la época más feliz de sus vidas, ¿por qué no lo sentían así?
Es entonces cuando aparece Betty Friedan, una socióloga que escribe La mística de la feminidad. Un libro donde expone y pone nombre al "problema que no tiene nombre".
Explicaba que estas mujeres vivían insatisfechas en ese estilo de vida aparentemente maravilloso, porque sentían que estaban priorizando el cuidado de otros a sus propios deseos.
El libro se convierte en un best seller, muchas mujeres comprendieron lo que les pasaba y empezaron a construir un estilo de vida nuevo.
Pero Betty no se queda ahí, también pasa a la acción, y organiza con otras mujeres NOW (National Organization for Woman), el mayor movimiento feminista hasta entonces y que ha continuado creciendo hasta la actualidad.
¿Qué buscaba este movimiento? Mejorar el estilo de vida de las mujeres centrándose en temas de ámbito personal. Es así como da comienzo el Feminismo Liberal. Un movimiento que describe la situación de las mujeres como una desigualdad, no como una explotación u opresión.
Proponen es luchar por cambios hasta lograr la igualdad entre los sexos. Actuando en consecuencia en varios ámbitos. Por ejemplo, si la mujer no tenía espacio en la vida pública, hacían lo imposible por incluirla en el mercado laboral y en los puestos de poder. Todo esto tiene lugar en los años 60.
La mujer en el ámbito privado y el hogar
Se habían conseguido los derechos fundamentales por los que estaban luchando y las mujeres empezaron a ocupar puestos de poder. Pero, ¿qué pasa en el ámbito privado, dentro de los hogares?
En casa seguía habiendo malos tratos, desigualdad de reparto de tareas, explotación económica... De hecho, se seguían reproduciendo dentro de las casas la misma relación de poder del hombre hacia las mujeres que fuera de ella pero de un modo más consolidado.
Cada vez había más conciencia de esto. Así pues, surgió una nueva corriente feminsita que pretendía cambiar esta situación, el Feminismo Radical. En un principio se asoció radical como sinónimo de raíz, porque el movimiento lo que defendía era que el problema había de resolverlo desde ahí. ¿Y cuál era la raíz del problema según este movimiento? El patriarcado.
El sistema de dominación del hombre sobre la mujer que se producía (produce) en todos los ámbitos. Familiar, político, económico, social, científico… ¿Te suena el Movimiento de liberación de la mujer? Pues pertenece a esta corriente.
Con esta idea como bandera, varias mujeres se organizan y llevan a cabo protestas públicas en los certámenes de belleza, que son considerados por este colectivo una muestra de la cosificación de la mujer.
Pero va más allá de movilizarse y actuar. Este movimiento, también crea espacios propios: centros de mujeres maltratadas, de defensa personal, ginecológicos, guarderías etc… El Feminismo Radical consiguió que las mujeres del siglo XX cambiasen su día a día hacia la liberación.
Del Feminismo a los Feminismos
Llegados los años 90 y siguieron los avances, pero se empieza a poner sobre la mesa el hecho de que el feminismo hablaba solo de un estereotipo de mujer muy concreto. Es decir, no se había planteado, al menos no de forma colectiva y pública, la situación y las realidades de las mujeres transexuales, racializadas y demás colectivos invisibilizados.
Es en este instante cuando se pone el foco en que no existe un solo modelo de mujer, sino múltiples, dependiendo de cuestiones sociales, éticas, nacionales o religiosas entre otras. Este hecho hace que surjan nuevos y múltiples feminismos teniendo en cuenta las necesidades de cada colectivo.
Así es como se da la aparición del Feminismo Negro, el Feminismo Poscolonial, el Transfeminismo Radical, el Ecofeminismo, la Teoría Queer… Ya no existe ni se puede hablar de un único feminismo en singular.
Movimiento #MeToo y el 8 de Marzo
A lo largo del Siglo XXI se va tomando más conciencia de la desigualdad de la mujer en todo el mundo y en distintos ámbitos de nuestra vida. Gracias a las redes sociales y a la difusión que dan, surgieron movimientos como el #MeToo, donde millones de mujeres denunciaron públicamente su experiencia de abusos por parte de hombres. También se inició a partir de 2017 un movimiento de manifestaciones y huelgas multitudinarias coincidiendo con el 8 de marzo, el día mundial de la mujer, que seguimos celebrando.
Se ha logrado mucho, sin duda, pero a día de hoy no se ha consolidado ni mucho menos la igualdad entre hombres y mujeres. Sigue habiendo violencia de género, las mujeres siguen cobrando menos por el mismo cargo laboral, los puestos relevantes siguen siendo ocupados por hombres, y el mundo militar, de la política y económica, sigue siendo mayoritariamente de hombres.
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