¡Hola amiga! Aquí vas a encontrar información generalizada sobre peculiaridades eróticas y sexo. Hemos resumido las ideas de forma sencilla para que puedas hacer un recorrido por los aspectos que hemos considerado más relevantes. Si quiere saber más, guárdanos en tu lista de favoritos, porque el contenido lo vamos ampliando cada mes con artículos.
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Peculiaridades y sexo

¿Qué significa y qué son las peculiaridades eróticas?
Así como la identidad habla de quiénes somos y la orientación de a quién deseamos, las peculiaridades eróticas hacen referencia a cómo deseamos y qué nos excita. Lo que sumado a los dos primeros bloques hace que completemos aquello que singulariza nuestro yo. Aquello que nos da una exclusiva singularidad. Lo que nos hace únicas.
Las peculiaridades eróticas, dicho de otro modo, es todo aquello que se ha ido metiendo a lo largo de la historia en largas listas a las que (mal) han llamado “desviaciones”, “perversiones sexuales” o “fetiches”.
Origen, historia y curiosidades sobre los fetiches (peculiaridades)
Uno de los libros que más ha marcado esta lista y que marcó un antes y un después fue Psychopathia sexualis. En él se incluían peculiaridades eróticas como si fueran patologías.
Esto no facilitó la comprensión de estas maneras de desar. Al considerarse patologías, ni se pensaban ni se estudiaban de modo que se pudieran integrar como algo propio y peculiar de cada individuo, y por ese mismo motivo, siempre han sido juzgadas y no entendidas.
La lista es larga y según en qué momento histórico nos encontráramos, lo incluido en ella ha tenido mayor o menor relevancia. Algunas han ido saliendo de la lista según se han ido estudiando y comprendiendo, y otras se han mantenido y/o se mantienen aún dentro de ella. El motivo principal de que estén dentro es que siguen siendo incomprendidas o no se les ha dado el espacio de estudio suficiente.
Algunas de las peculiaridades eróticas incluidas en esa lista fueron: sadismo, masoquismo, exhibicionismo, necrofilia, fetichismo, voyeurismo, homosexualidad, cunilingus, felaciones, sodomía… Una lista que llamaron, incluso, lista de las aberraciones sexuales.
Con el tiempo algunas de estas peculiaridades fueron menos raras o más explicables. Cabe recordar en este punto obras como la de Iván Bloch quien no dejó de afirmar que todas ellas son una muestra de variedad de “ese fenómeno ubícuo que es el sexo”.
Otra de las obras relevantes para la historia y la comprensión de las peculiaridades ha sido la redactada en 1966 en Suecia por Lars Ullerstam, a la que tituló: Las minorías eróticas.
En este libro podemos leer las siguientes palabras: “Podemos estar seguros de una cosa: que las perversiones ofrecen grandes posibilidades de felicidad. Y ésa es la razón de que sean buenas en sí mismas y que debamos estimularlas.” Como podéis imaginar, estas afirmaciones provocaron un gran escándalo. Pero lo más interesante de este acontecimiento no fue el escándalo, sino la invitación a pensar los conceptos e ideas desde otro lugar.
Invertidos y pervertidos
En la segunda mitad del siglo XIX había dos grandes dudas a las que se trataba de responder y dar solución: una en relación a los invertidos y otra en relación a los pervertidos.
La inversión o los invertidos fue el nombre que se dió a la homosexualidad durante algunas décadas, pues se entendia que el deseo que debía de ser dirigido hacia personas del sexo contrario estaba invertido y dirigido hacia personas del mismo sexo. De ahí que se le llamara inversión.
La perversión o los pervertidos fue cómo se llamaba a aquellas personas que no entraban dentro de la manifestación del deseo que ellos consideraban “normal”. Aquellas que no entraban dentro de su lógica y resultaban extrañas, raras, anómalas, chocantes, curiosas o sorprendentes. Aquellas que llegaron a llamar actos o acciones degradadas, degeneradas, viciosas o morbosas.
Peculiaridades eróticas, ¿cómo nacen?
Las peculiaridades son el resultado de cada biografía sexuada particular. Como decía Bloch, son pura artesanía individualizada. El cómo deseamos, cómo expresamos nuestros deseos, nace de ahí. De nuestra propia historia. Única e irrepetible.
A lo largo de la historia la sociedad se ha protegido de ellas llamándolas enfermedades que ha tratado de curar. Por incomprendidas o por el miedo que generaba salirse de la norma, siempre han sido machacadas y perseguidas.
No era fácil, y obviamente sigue sin serlo, que te señalen con el dedo o te juzguen y te persigan por lo que eres. Ya que en una sociedad sin educación sexual, y fuera del marco de la Sexología, estas peculiaridades han sido tomadas como patologías, perturbaciones, anomalías, desviaciones o trastornos.
Es importante y necesario recordar que cada uno de nosotros contiene grados y formas diversas de vivir estas peculiaridades y de sus expresiones. De manera que podemos entenderlas como un gran cúmulo de diversidades y variantes tanto de cada persona, como dentro de cada uno de nosotros, según cómo nos vayamos construyendo en la vida.
¿Todo esto qué quiere decir? Que todas tenemos peculiaridades eróticas y las expresamos de forma diferente. Que la clave no está en entenderlas, sino en entendernos. Entender cómo es nuestro propio deseo con las claves teóricas, con las ideas, que disponemos para poder hacerlo.
Descubrir cómo deseamos es lo que nos va a enmarcar quiénes somos y qué es aquello que nos hace exclusivamente únicos.
“La evolución de la historia confirma que se ha llamado extraño y raro a lo que es bien común y hasta habitual. Solo hace falta estudiarlo y conocerlo.” Iván Bloch, 1907
Los preliminares: la idea y el significado de sexo
¿De qué hablamos cuando hablamos de sexo? Quienes no se plantean esta pregunta suelen dar por supuesto que el sexo es solo lo que se hace con los genitales. Pero es demasiado evidente que el sexo no es sinónimo de genital.
El origen del significado de sexo es griego y hace referencia al hecho de "ser cortados o seccionados", tal como relató el cuarto invitado de El banquete de Platón. (Puedes encontrar más información sobre esto en el apartado de identidad.)
Sexo hace referencia no solo al sexo que hacemos, también al que somos. Es decir, no va solo de genitales, sino de las distintas formas de ser sexuados (distintas formas que tenemos de atraernos y amarnos, de generar vínculos, de emociones…).
Se podría decir que cuando igualamos el concepto de sexo con genitales, el valor de diversidad y variedad se ve anulado. Aquellas personas que lo centran en los genitales, de algún modo centran la atención en la reproducción de la especie.
En cambio, salir de ese foco nos hace prestar atención e interesarnos por las identidades y por sus diferenciaciones. El foco se pone en el placer. Y lo más interesante y lo que deja un mayor margen de comprensión, salir de los genitales nos saca del singular (el sexo) para meternos en la pluraridad (los sexos).
Y hablando del sexo que hacemos, y de salir de la idea de genitales, viene otro gran concepto a desmontar: los preliminares. Lo que se ha entendido durante generaciones que es todo lo que ocurre antes de que los genitales interactúen el uno con el otro. Si te interesa este tema puedes leer este artículo.
Así mismo, estas ideas y conceptos, lo que han provocado es dos polos opuestos en lo que a el sexo que hacemos. Dando por hecho que hay una forma de follar bien y otra de hacerlo mal. O englobando en un marco en concreto lo que es follar. Puedes encontrar más información sobre esto en el apartado de las relaciones.
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